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domingo, 23 de junio de 2019

Tour de las islas Daphne | Isla de Santa Cruz.

Daphne Mayor y Daphne Menor desde Bahía Borrero.

El primero de los tours que hice para explorar las islas (en este caso islotes) cercanos a la Isla de Santa Cruz, fue a las Islas Daphne.

Partiendo en taxi a las 8:00 de la mañana desde la oficina de Paddy, llegamos hasta el otro lado de la isla después de unos 45 minutos de la carretera que atraviesa el centro de la isla y que llega hasta el Canal de Itabaca.

Allí tomamos el típico barco que realizan los tours y junto al joven guía Alex, el capitán y un marinero, y zarpamos en dirección a estas pequeñas islas.

Mis compañeros de excursión eran cuatro personas de nacionalidad china, un hombre y tres mujeres, todos entrados ya en años.

Ninguno de ellos habla una palabra de español o inglés, y se intentaban comunicar a través de su teléfono móvil usando una aplicación traductora, pero estaba muy perdidos, tanto que pensaban que estaban realizando el tour de la Isla de Santa Fe.

Durante la travesía en barco que duró aproximadamente media hora, el viento me arrancó la gorra de la cabeza y me la lanzó al mar. El capitán del barco tuvo la gentileza de parar y dar media vuelta para ir a buscarla. Me tuve que lanzar al agua en alta mar ante las risitas de mis compañeros chinos pero la pudimos recuperar.

Llegamos a Daphne Mayor, que en realidad es únicamente un cráter volcánico cuyo cono emerge del mar elevándose unos 120 metros sobre el nivel del mismo al norte de Santa Cruz y justo al oeste del aeropuerto de la isla de Baltra

Aquí anida un gran número de aves, fragatas, piqueros de nazca, pelícanos y una subespecie de pinzón de las Galápagos.

Esta excursión consta únicamente en un avistamiento de todas estas especies de aves desde el barco, que navega muy cercano a la orilla de manera muy lenta para poder observar bien, pero sin desembarcar, ya que únicamente esto está permitido en esta isla con permiso de fines científicos.
 
Entre Daphne Mayor y Daphne Menor, emergen sobre el nivel del mar unas cuantas rocas que sirven como lugar de descanso de algunas aves grandes. Allí hicimos una parada para un snorquelear un rato.

Nada más tirarnos al agua descubrimos a un grupo de tiburones tintorera, pero a parte de ellos, no vimos ninguna especie más. Es curioso como somos los seres humanos, a estas alturas de viaje, nadar junto a estos tiburones ya no sorprende demasiado.

Sólo una de las chinas se atrevió a lanzarse al agua, pero fue más un incordio para mi y para el guía Alex que otra cosa. Como no sabía nadar, vestida ridículamente con un traje de neopreno unas cuantas tallas más grande que la que llevaba, usó un flotador de los de rescate del barco para intentar ver algo con su máscara, pero nos tuvo un rato pendientes de que no se fuera a soltar y se nos fuese a ahogar. Por suerte cogió miedo y volvió en poco a tiempo al barco.

Al terminar el snorquel, el marinero sacó un par de cañas de pescar y lanzó las curricas al agua y dimos otra vuelta alrededor de Daphne Mayor, pues este es de los tours que se denominan de "pesca vivencial", que no es sino para que el turista vea como pica algún pez, que luego los marineros se lo llevan a casa para su consumo personal. En unos pocos minutos pescaron un joven ejemplar de Guajo.

De allí, la siguiente parada fue en la Bahía Borrero, en el norte de la isla de Santa Cruz.

Almorzamos en el barco un arroz coloreado de amarillo, mientras observábamos desde la pequeña cubierta a unas tortugas nadar cerca de la orilla de la playa pero que desaparecieron cuando nos metimos en el agua.

Tuvimos tiempo de nadar un rato y pasear por la preciosa playa de arena blanca en la que atracamos. Alli el reclamo animal que me tuvo ocupado con la cámara un buen rato, fueron los Cangrejos Fantasma de color rojo, que se alimentaban junto a la orilla dejando un rastro inconfundible de bolitas de arena y que corrían despavoridos a esconderse en sus agujeros excavados cada vez que yo sobrepasaba la distancia de seguridad que me permitían.

El tour de las Islas Daphne puede que no sea de los mejores que se pueden hacer desde Santa Cruz, pero es de los más baratos y para mi fue una buena primera toma de contacto con los alrededores de esta isla. Además, como retornamos temprano, fue uno de los días en los que me dio tiempo de visitar unos cuantos lugares y hacer cosas en Puerto Ayora.

Otra de las anécdotas de aquel tour, fue que al volver en el taxi desde el Canal, el chófer nos pidió permiso para parar un ratito en su rancho y dar de comer a sus gallinas, y cuando nos salimos de la carretera asfaltada para tomar la pista de tierra que conducía a su rancho, fue de lo más gracioso ver cómo los galápagos gigantes como pastaban tranquilamente junto a las vacas de los lugareños.


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