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martes, 27 de agosto de 2019

Isla de Bartolomé.


Una vez más, tomando como puerto de partida la isla de Santa Cruz, fui a conocer la Isla de Bartolomé.

A las 7:30 a.m. tomé un taxi en dirección al Canal de Itabaca, punto estratégico de Santa Cruz desde el que parten la mayoría de las excursiones a las islas e islotes más cercanos.

Este tour a isla de Bartolomé tuvo un coste aproximado de unos 150$ y lo gestioné a través, como no, de Paddy en su oficina Iguana Travel, en Tomas de Berlanga y Av. Charles Darwin. Sobra decir que lo recomiendo, sobre todo por la honestidad que me transmitió.

En el típico barco de fibra de mediano tamaño en el que se hacen las excursiones en las islas Galápagos, conocí a dos marineros muy simpáticos que me dieron charla todo el camino. Uno de ellos, Christian, un muchachote de raza negra, me hizo infinidad de preguntas acerca de mis islas Canarias, de las que ya me había dado cuenta de que en esa parte del mundo las tienen algo idealizadas, pues la creencia popular allí es algo así como que son las Galápagos del otro lado planeta...cuesta explicar que algo de ellas sí que tienen, pero que no. Que las nuestras debieron ser antaño muy parecidas, y que bien podían haberlo seguido siendo en la actualidad, pero que "la evolución" tomó otro camino radicalmente distinto,  pero no por culpa de la naturaleza, sino al ser humano.

Sea como fuere, la isla de Bartolomé sí que me proporcionó un gran "orgullo y satisfacción de ser canario", ya que la excursión a esta isla se trata de una visita altamente "geológica" y paisajística, no enfocada mayormente a la fauna y flora como lo es en otras islas, y de eso sí que se puede decir que hay gran similitud con nuestras islas y paisajes.

El guía que acompañó al pequeño grupo de turistas que desembarcamos aquel día, Mauricio, nos brindó una magistral charla acerca de la actividad volcánica y posterior proceso erosivo, responsable de la formación de este archipiélago galapagueño y de otros parecidos, como el de hawaiano o el canario, y en este punto dirigió su atención a mi persona, al haberse enterado por los marineros de mi procedencia, haciéndome muchas preguntas sobre las islas Canarias, que me dieron la oportunidad de lucir mis conocimientos al resto de compañeros del tour, los mismos conocimientos que debería tener cualquier isleño canario, acerca de las teorías del punto caliente, etc.

Mauricio y el resto del grupo me agasajaron, simplemente por ser el "turista exótico" del grupo y por un rato parecía que fuese yo el guía de grupo, en el que me cuestionaban y atendían atentamente cuando les daba las explicaciones que he aprendido desde mi niñez, hablándoles de cosas y señalándoles ejemplos prácticos sobre el terreno, como por ejemplo, del proceso colonizador de las primeras plantas que llegan a una isla volcánica joven como esta en la que nos encontrábamos, y de como van preparando el terreno para la vida en donde parece que no hay sino lava solidificada.

La isla de Bartolomé tiene una superficie de 1,2 km2 y una altitud de 114 m.s.n.m. y desde el mirador situado en el punto más alto de la isla, un cono volcánico extinto, que se asciende fácilmente gracias a la plataforma y escaleras de madera que se han instalado para que la acción del ser humano impacte lo menos posible, se puede contemplar la vista más famosa y representativa de todo el archipiélago, las Bahías Gemelas separadas por un estrecho istmo en donde se encuentra el afamado Pináculo.

A la vuelta en el barco, almorzamos espaguetis mientras nos dirigíamos a la playa, para nadar un rato en las siempre extrañamente frías aguas de Las Galápagos, e intentar divisar a la estrella particular de esta isla, el Pingüino de las Galápagos.
Yo conseguí ver dos pingüinos, que pasaron a mi lado tan veloces como torpedos y sin darme tiempo siquiera a filmarlos. No divisé ni uno más, y fui afortunado, otros ni eso.

Tampoco ayudó que el mar estuviese ese día algo embravecido, cosa que provocó las estúpidas protestas de unos turistas brasileños, culpabilizando a la tripulación del barco del estado de la mar.
La isla de Bartolomé, imágen icónica del cine, como por ejemplo la película Master and Commander, tiene que ser sin duda uno de los lugares imprescindibles si visitas las islas Galápagos. aunque solo sea por ver con tus propios ojos, uno de los paisájes mágicos que aún atesora este planeta.

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