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miércoles, 8 de mayo de 2019

Los Gemelos y Tortuga Bay | Isla de Santa Cruz


Para acceder al Canal de Itabaca, lugar de partida de prácticamente todos los tours que parten desde la isla de Santa Cruz, o para ir al aeropuerto, que se encuentra en la cercana Isla de Baltra, hay que cruzar el interior de la isla desde Puerto Ayora.
En la única carretera principal, que cruza justo por el medio de Santa Cruz, a medio camino se encuentra uno de los puntos considerados de interés en esta isla, Los Gemelos.

Los Gemelos son dos hundimientos de cráteres que no fueron formados exactamente por las antiguas erupciones volcánicas, sino por el resultado del lento hundimiento del material de la superficie de cámaras subterráneas.
Salvo la explicación geológica de la zona y que es el único lugar de la isla donde se encuentra el bosque de escalesia, donde dicen que se puede ver con facilidad el ave más bonita de las partes altas de las islas, el pájaro brujo, y unos cuantos senderos que los rodean, no parecen tener mayor interés.
Panorama de uno de los Gemelos.
En una de las múltiples exploraciones que realicé a las islas cercanas partiendo del Canal de Itabaca, a la vuelta en dirección a Puerto Ayora, pedí al conductor del coche que parase unos minutos en el aparcamiento para que los ocupantes pudiésemos verlos, cosa a la que accedió muy amablemente, con la consiguiente alegría de los demás.
En aquel taxi veníamos unos cuantos turistas que volvíamos de la isla de Bartolomé y el hecho que yo hubiese comprometido al conductor para hacer aquella parada, provocó un incidente con uno de los pasajeros.
Un delgaducho señor de nacionalidad alemana, de unos sesenta años de edad, que, seguramente por no entender el idioma castellano con el que yo me entendía, pensó que era obligación del conductor parar donde a él le apeteciese  y montó varios alborotos con muy malas formas empeñado en que el parase cada vez que nos tropezábamos con alguno de los galápagos gigantes que deambulan a los márgenes de la carretera, para él fotografiarlos. En una de estas, el conductor paró el vehículo enfadadísmo, y a este señor no se le ocurrió otra cosa que bajarse con formas muy groseras y dar un tremendo portazo para irse caminando en busca de su objetivo mientras los demás deberíamos esperarlo. El conductor, de no ser por mi mediación, a punto estuvo de bajarse del vehículo con la intención de agredir a semejante individuo. Yo lo tranquilicé y lo invité a reanudar la marcha dejándolo allí, comprometiéndome a interceder por él contando lo que estaba haciendo este tiparraco si tenía algún problema por él...allí se quedó.
Tortuga Bay al atardecer.
Otro de los lugares que más se mencionan como de obligada visita si estas en Puerto Ayora es la Playa de la Tortuga, Tortuga Bay para los yanquees, que son la mayoría de los turistas que visitan estas increíbles islas Galápagos.

Las arenas blancas y la belleza de Tortuga Bay dan la sensación de estar en el Caribe, salvo por las frías aguas de las Galápagos.

Para llegar hasta esta idílica playa hay que recorrer un sendero de unos 2,5 kilómetros, que yo me los hice a toda velocidad dos veces, porque me acercaba hasta allí al volver de las excursiones a otras islas, y la primera vez que fui, los guardas me echaron al poco de llegar, pues esta playa tiene un riguroso horario de visita, a las 18:00 todo el mundo tiene que estar de vuelta al sendero de camino a Puerto Ayora.

Durante el trayecto para llegar hasta la playa, sólo se puede observar un monótono paisaje compuesto por la vegetación típica de las islas en la que predomina la Octopuntia, la especie reinante de cactus en las Galápagos. Salvo por el canto de algún cucube que amenice la caminata o algún pinzón, prepárate para aburrirte durante aproximadamente una hora.

Tortuga Bay es muy popular entre los turistas que llegan aquí con ganas de descansar, tumbarse y tomar sol, pero también lo es entre los que quieren hacer surf ya que aquí hay fuertes corrientes y un oleaje a tener en cuenta a la hora de bañarse.

Ya en la playa, la blanca y finísima arena dan para realizar una agradable caminata hasta llegar a  Playa Mansa, una pintoresca laguna de manglares, donde se pueden divisar pelícanos pardos y garzas azules.

En las dunas de alrededor de esta laguna desovan las tortugas, por lo que es frecuente encontrar algunos pasos cortado para respetar los nidos.

Al caminar por la Playa de la Tortuga, a última hora, cuando ya casi no queda nadie en la playa, es fácil ver a las sempiternas iguanas marinas, zapayas, algún flamenco, incluso la aleta de algún tiburón que merodea cercano a la orilla de la playa. Un auténtico paraíso. 




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